viernes, 11 de abril de 2008

LA PALABRA AMOR SIN LA LETRA R

El protagonista (un enamorado que no claudica)
Su conciencia (lo increpa)
La obra se inicia con la canción “alegría de vivir” en versión de Daniel Melingo.
Habitación cerrada. Cama deshecha con sabanas negras. Al fondo una puerta real de la cual, llegan los personajes. A la izquierda y derecha de la misma, dos puertas falsas. Ligero desorden, objetos abandonados.
Entran el protagonista y su conciencia. Visten lujosos vestidos rojos, largos e idénticos.
El protagonista entra hablando y su conciencia lo sigue...





El protagonista:
Y cuando Pablo se fue yo me quede acá, entre estas lágrimas y con todo el viento comiéndome el pecho. Me dijo esto es lo mejor, quedar así, siempre, con las manos abiertas para saber tener las cosas cuando vienen y para no retenerlas cuando se van.
Yo hable de esto con mi dignidad (Su conciencia le pega un cachetazo a El protagonista, este se sacude y despierta) pero me ofendió pidiéndome que sea razonable y acepte su despedida.

Su conciencia:
Yo nunca tuve belleza. Apenas la intención de ser amado pero con el esqueleto incapaz de sostener el peso de corresponder a quien me amara….


El protagonista:
Siempre incapaz. De todo. Por nadie

Su conciencia:
¿Para qué? Si… ni siquiera él… yo…

El protagonista:
Nunca fui capaz de oír la miseria de su nombre cuando me llamaba. “Pablo vení a dormir”, “Pablo escucha esto” “Pablo eso me duele…..” Nombrarlo era invocar lo sagrado en cada letra de su nombre, sin oír la miseria. ¡Ay, nombrarlo! ¡Nombrarlo era comprender que lo inmenso, lo completo, lo innegable tenía un nombre que lo ponía a mi alcance….!

Su conciencia:
Pero yo, siempre incapaz de todo. Por nadie… ni siquiera por él… yo…

El protagonista:
Siempre de sombra contra la pared escondiendo en ruedo de mis vestidos, había podido alcanzar la posibilidad de articular los sonidos que hacían la palabra ¡que representaba su nombre! ¡Que dicha! Pero no, la miseria de su nombre no se oía cuando lo llamaba: “Pablo, vení a ver”, “Pablo, te serví un trago”, “Pablo me dijeron que les debes mucha guita”, ¿Pablo? , ¿Pablo?

Su conciencia:
¡Pablo! ¡Pablo! ¡Pablo!...

El protagonista:
¡Ay, si ese corazón hubiera escuchado! Ay… Si este pelo fuera rojo, si este vestido fuera mas rojo, si esta boca fuera una nube mas roja como un tajo que sangra, si estas pestañas fueran pelícanos, si… si… si… si este cuerpo fuera mió!

Se escucha un ruido en el fondo, los dos dirigen la mirada hacia el lugar donde proviene.

El protagonista y Su conciencia:
¿Pablo? ¿Sos vos?

Silencio.

El protagonista:
¿Por qué volvería? ¿Por qué esta vez no seria para siempre? ¿Para que darle una oportunidad a esa esperanza? O a cualquier otra, tan reseca como cada día que paso lejos de la ingenuidad….

Su conciencia:
El ya debe ser feliz.

El protagonista:
Tanto…

Su conciencia:
Como que podía serlo…

El protagonista:
Y yo tan de hilo, de esquina fría o de vaso vacío. Me consagraba…

Su conciencia:
… al miedo

El protagonista:
… de decir

Su conciencia:
… mientras tendía la cama

El protagonista:
Mañana… mañana. ¿Por qué volvería? Si cuando me quede dormido en la puerta de su mano, así, con este vestido puesto, golpee cada puerta del sueño y no logre soñar. Siquiera un gorrión se llevo lo poco que me quedaba de llanto al verlo dejarme solo. Yo lo vi todo entre mis propios recuerdos. Yo rompí la promesa exacta, la que nunca se defiende de nuestra carencia, la que me mantuvo cerca de él.

Su conciencia:
Él ya debe ser feliz….

El protagonista:
… como yo nunca pude serlo ni dejando las puertas abiertas, ni cortándome los ojos, ni rompiendo promesas.

Su conciencia:
Él ya es feliz…

El protagonista (bebiendo de una petaca)
Como que hoy no amaneciera y cada trago seria para olvidarlo.

Su conciencia:
Lo vi yéndose. Lo vi olvidarme. Yo lo vi como veía su voluntad de río, que ya no quiso abrir camino y se fue.

El protagonista: (se engancha un poco y después repite)
Lo vi yéndose. Lo vi olvidarme. Yo lo vi como veía su voluntad de río, que ya no quiso abrir camino y se fue.

El protagonista: (se dirige a la cama, revolviendo las sabanas)
Quizá quedo algo entre las sábanas… un día, aquel rato, ayer….

Su conciencia:
¿Para qué? Si… ni siquiera él… yo…

El protagonista:
A veces… apenas él… yo… a veces… la sonrisa de sus ojos me guiaba todas las noches y no me dejaba mentirme a mi mismo… a mi no me importaba donde nos llevaba este camino… por que a veces él… yo…
Apenas…. Como hoy no amanecería ni río ni camino… olvidándome…
Como que podía hacerlo…

Su conciencia:
Hoy, ya se fue, ya me olvido, ya debe ser feliz.

El protagonista:
A veces, apenas… estuvimos de acuerdo un poco en jugar con la misma sombra… como que podíamos, con cualquier otro amor, amar lo mismo, a veces. De la misma sombra. Aunque ni siquiera él… yo… con cualquier otro amor, un día, aquel rato… no quedo nada… ni olvidarlo siquiera…


Su conciencia:
Se acabo el día, aquel rato, ayer…

El protagonista:
… ni hoy amanecería. Yo me quedaría como muerto aunque él… me dejaría verlo olvidarme, prometiendo que un día, aquel rato… apenas…


Su conciencia:
No quedo nada. Ni aquel rato, ni de ayer, siquiera. Yo lo escuche olvidarme. Yo lo escuche ser feliz.

El protagonista: (mirando con desprecio a su conciencia)
Mis pasos fueron blandos. No tuve ni la fe del puñal. Mis pasos fueron blandos. Se equivocaban. Nunca escucharon. Yo hable con esto de él. Yo le dije que soñé que caminaba sin tener pasos. Yo hable esto con él…
Pero… ni aquel rato…


Su conciencia:
Jamás tuve que decirlo. Jamás nada.

El protagonista:
Pero su boca se abrió para escucharme. Siempre. Como una promesa que nunca se rompería con solo volver a repetirla pero….

Su conciencia:
…. No quedo nada más

El protagonista:
…pero…



Su conciencia:
No quedo nada. Nunca. No hay mal absoluto, solo amores que no nos eligen.

El protagonista se lanza sobre Su conciencia. Se trenzan en una pelea. El protagonista toma un revólver y dispara en la espalda de Su conciencia, que cae muerto. El protagonista lo oculta con las sábanas. Silencio. Se oye un ruido en el fondo.

El protagonista:
¿Pablo? ¿Sos vos?


Final. Apagón.
Inmediatamente suena la canción “Beta” del grupo ADICTA.















IOSHUA